Héctor Torres Espinoza

Fotógrafo y director reconocido internacionalmente, cuya obra (Surrender 2022, Ressusciter 2023, Azoth 2024) convierte la cámara en un umbral entre memoria y poesía.

Su mirada no busca retratar lo evidente, sino revelar la vibración oculta en la luz y la sombra.

En Mezquitán Eterno, evoca las raíces diversas que convergen en un mismo suelo, invitando a contemplar cómo incluso lo extraviado en la esperanza puede florecer como memoria compartida.

En cada piedra habita una voz,

en cada sombra, un eco de lo que alguna vez fue luz.

Esta serie fotográfica nace de la contemplación profunda del Panteón de Mezquitán

como lugar de silencio, pero como territorio de presencias,

donde el tiempo se pliega y la mirada se vuelve escucha.

El co-fundador de Stellory Films & Media, autor de Surrender, Ressusciter y Azoth-Réh continúa aquí su exploración

de lo invisible, de aquello que vibra entre la materia y la emoción.

Su cámara se convierte en un instrumento para revelar lo intangible:

el rastro del gesto humano, la textura del pensamiento,

la arquitectura íntima del asombro.

Cada imagen se acompaña de un poema —no como explicación,

sino como espejo abierto a la interpretación del espectador.

Lo visible y lo poético convergen en un mismo pulso:

el deseo de detener el instante, de tocar lo inasible,

de encontrar en lo efímero una forma de eternidad.

Mezquitán Eterno es una reflexión visual y poética sobre el Panteón de Mezquitán,

uno de los cementerios más antiguos de Guadalajara. A través de su lente, las

esculturas, lápidas y símbolos se transforman en un mosaico de historias que

convergen: memorias que viajaron, se extraviaron en la esperanza y hallaron

reposo en una tierra común.

Mis brazos

por HTE

¿Qué tan grande es la tristeza... para abrazarla?

Tan amplia...
tan vasta...
tan presente.

Abro...
abro grande...
queriendo tenerte...
vivirte...

Pero tu inconmensurable inmensidad...
es tan irrazonable...
que...

lo siento...
no eres...
para mí.

Precio $ 455 pesos

Entresijos de verdad

por HTE

Me ves, me juzgas, me analizas, decides.
Líneas, sonrisas, curvas, temores.
Entre sombras, tu brillo,
y a la luz, mis ganas de oscuridad.

Más allá de la facha yace la verdad,
escondida entre los contrastes de la piedra,
textura que se siente al tacto, al pensamiento.

Porque en ti nace mi inspiración,
para ser como tú quieres verme.

Precio $ 5,200 pesos

Entrer, c’est rester

por HTE

Si, pour appartenir, je dois prouver,
et si mon élan est de plaire — je veux entrer !
Quelque chose en moi se dissout,
si devant tes grilles je dois demeurer.

Je suis venu ici pour vivre, après m’être échappé.
Comment se fait-il que je doive finir ainsi ?
Ah… je comprends —
c’est l’étiquette, le dessin fractal de ma distribution.

Versión en español

Si para pertenecer debo demostrar,
y mi ímpetu es complacer, ¡quiero entrar!
Algo en mi mente se desvanece
si ante tus rejas debo permanecer.

Vine aquí a vivir, después de escapar.
¿Cómo es que tengo que terminar así?
Ah… entiendo.
Es etiqueta —de mi distribución fractal.

Precio $ 650 pesos

Más camino

por HTE

Muerde aquel que quiere imponer,
y arranca de mí aquello que uso para quererte.

Más, más, más… siempre siento que es más y nunca menos.
Entiendo mi transitar:
fuego de vida, fuego de azar;
siente que el trazo no es solo postrar.

Así veme, como lo que arde, vive;
contrario, lo que congela en oscuridad vivirá.

Ejes conviven y crean ansiedad,
donde aquello entendido no da más.

Entre tú, entre mí, vulnerabilidad vive aquello
que nos dará intensidad… y así, brillar.

¡Quiébrate!
Deja el camuflaje al transpirar.

Precio $ 455 pesos

De piedra

por HTE

Por encima de ti, arriba, fuera de tu alcance,
me ves lejos, distante,
aun cuando yo solo existo por ti.

Forjado de la misma piedra que se resiste,
veo hasta el horizonte y te ubico.

Ahí estás —inocuo, inerte—.
Alcanza la roca, tírala con fuerza.

Ahora las dimensiones son relativas,
y tú, que eres yo,
sabremos dónde mirar.

Precio $ 3,900 pesos

El cantar del silencio

por HTE

Noches que acompañan la intensidad de la mirada

Solo se manifiestan con el cantar del silencio.
Caigo en tu inquietante profundidad,
para sentir la revelación de lo convexo.

Veo y no entiendo la inmensidad de lo incomprensible,
y así… como intensidad de ola,
choco ante mi destino.

Dame algo, dime cómo…
Déjame entender, aun cuando sé que no es posible.

Porque siento y no comprendo.
Porque en mí está el deber de seguir preguntando.

Sí… es allá.
Y allá debo estar.

Precio $ 195 pesos

La montaña en mi vida

por HTE

Tu sombra en mí es reconfortante.
Ahora emprendo mi camino, volteo,
y te veo ahí: una anomalía en el horizonte.

¿Qué tanto puedo ser yo,
si lo que quiero es ser como tú?
Porque tu grandeza me mueve…
¿Eres tú en mí?

Hoy me levanté y corrí con exceso de mi fuerza
para alejarme de tu manto.
Las horas pasaban, y mi energía menguaba,
y solo te hacías más largo, más profundo,
y en mi mente, más penetrante.

No sé cómo escapar.
¿Será que este camino no me deja llegar?
¿O simplemente no entiendo
que no debo alejarme, sino acercarme?

Ahora, entre más cerca estoy,
siento fuerza, siento claridad.
Hoy que llegué a tu cima, entendí:
tú, que me diste motivo,
me enseñaste que debía avanzar hacia ti.

Precio $ 520 pesos

La potencia de la forma

¿Y si arriba es abajo?
¿Y si la gravedad es inversa?

¿Puedo caminar sobre ti?
¿A dónde me llevará tu camino?
¿A encontrar aquello que más anhelo?

Es críptico lo que me planteas,
aun así, me motiva andarlo… a sufrirlo.

¿Por qué?
¿Por qué siento estas imperiosas ganas
de atravesarte para demostrarte
que lo que ves afuera, lo tengo dentro?

Precio $ 520 pesos

Ganas de sentirlo

Si encontrarte fuera fácil,
¿qué razón tendría de anhelar el rocío?
Visto mi chaqueta esperando el camino,
y cuando siento que estoy a punto de tenerte,
te desvaneces en el vacío de mis dudas.

Formas, figuras, olores y destinos me confunden.
Siento que mi progreso se come mi ánimo.

El viento guía, y con él, todos seguimos.
Al caer la gota, se revela el portal ansiado.
Entre garigoleo me contorneo,
encontrando un nuevo mundo
que, aunque nuevo, sigue vacío.

Sol del amanecer, gracias por mi nuevo intento.
Entiendo que no es falta de luz…
es ganas de sentirlo.

Precio $ 455 pesos

Ganas de sentirlo

Si encontrarte fuera fácil,
¿qué razón tendría de anhelar el rocío?
Visto mi chaqueta esperando el camino,
y cuando siento que estoy a punto de tenerte,
te desvaneces en el vacío de mis dudas.

Formas, figuras, olores y destinos me confunden.
Siento que mi progreso se come mi ánimo.

El viento guía, y con él, todos seguimos.
Al caer la gota, se revela el portal ansiado.
Entre garigoleo me contorneo,
encontrando un nuevo mundo
que, aunque nuevo, sigue vacío.

Sol del amanecer, gracias por mi nuevo intento.
Entiendo que no es falta de luz…
es ganas de sentirlo.

Precio $ 455 pesos

La altura y el polvo

por HTE

Irrumpe la brisa en mi cara
cuando miro hacia los lados, en mi mundo horizontal.

¿Qué veo?
Veo igualdad, veo reciprocidad y empatía.
¿Por qué entonces se planta la verticalidad?
¿Por qué aspiramos a estar arriba?
¿Será para separar? ¿Para adiestrar? ¿Para denigrar?

He sentido el poder de lo alto, contrario a lo bajo,
y me he postrado, derramando la última lágrima,
exhalando el último aliento.

Y cuando la tormenta que cae desde allá termina,
los que estamos aquí nos secamos
en una extinta agonía.

Aspirar a la altura, sí,
pero para compartir;
para sentir que nuestra horizontalidad se genera…
en un plano superior.

Precio $ 195 pesos

Epifanía solar

por HTE

Me pega el sol en la cara...
—y cuando baja al pecho—
pienso.

Cuando sueño despierto...
vivo.

Cuando vivo soñando...
siento.


Siempre tengo que soñar.

En mi camino,
mi pensamiento,
mi emoción,
y mi acción...

...determinan mi destino.

Precio $ 585 pesos

Latencia

por HTE

Entiende que no soy lo que aparento.
Estoy entre el umbral y el aposento.

Esfuérzate, pero…
no lo entenderás con el tiempo.

Porque de donde vengo no hay transcurso:
hay presencia, hay totalidad,
mas no hay viento.

Si de arriba a abajo no me manifiesto,
es porque aún vibro en lo incierto.

Habito en lo recóndito de tus dudas,
me alimento de la curiosidad de tus entrañas.

Avanza… camina… vive…
Seguiré ahí:
detrás de ti,
enfrente de ti,
bajo de ti,
encima de ti,
al calor — sumisión.

Ríndete…
que estoy aquí.

Precio $ 715 pesos

Cracking Gate

By D Fitch

“In the threshold, about to slip into unconsciousness reality morphs, it becomes this amalgam of thoughts both pleasant and the opposite; the uncertainty of what lurks on the other side make me grasp the childish belief that I am in some way more in control of my vigil than my slumber.”

Precio $ 550 pesos

Silencio estelar

por Héctor Torres Espinoza

Cueva carente de luz,
en ti escucho el eco de mis pensamientos.
Artefacto incomprensible de magnitud estelar
y manufactura divina.
Conexión hacia lo etéreo desde lo sublime.

Siempre estás para mí.
En todo momento recurro a ti
para encontrar compañía.
Eres la fuente inagotable de mi estrecha lucidez,
que solo es estrecha por mi necedad
de, en ocasiones, ignorarte.

Me equivoco al decir que no tienes luz,
cuando me aportas la más enigmática claridad.

Cuando el sol de la eternidad duerma,
espero que tú seas la última que me abandone.

Precio $ 3900 pesos

El Paredón

por HTE

El aire tenía un peso distinto aquella mañana.

No era solo el sol que se filtraba entre los árboles, ni el rumor de las campanas lejanas: era como si la vida misma se preparara para quebrarse dentro de mí. Yo respiraba rápido, con la urgencia de quien aún quiere bailar, besar, reír. La sombra en la pared parecía dibujar el contorno de mi propio destino, un destino demasiado temprano.

Yo había nacido con fuego en los ojos. El campo me enseñó a correr descalzo, a soñar con levantar una casa donde las bugambilias se aferraran a los muros como promesas de eternidad. Amaba. Sí. Amaba con esa intensidad que hace que uno se sienta inmortal. Ella me esperaba, vestida de blanco en mis pensamientos, con las manos suaves que eran el refugio de mis tormentas.

Pero la historia no espera al amor. La historia exige cuerpos jóvenes para sostenerla. Me llamaron traidor, me llamaron enemigo, me llamaron todo menos lo que era: un muchacho a punto de casarse, con miedo y esperanza en los bolsillos.

El muro del panteón se erguía frente a mí, indiferente, como si no le importara la piel que pronto se iba a abrir bajo la pólvora. Mis piernas temblaban, no por cobardía, sino porque la vida todavía me llamaba, me jalaba de regreso hacia ella. Pensé en mi madre, en mi padre, en la mujer que jamás me vio regresar. Y entonces el estruendo. Y después, nada.

Soy la voz que aún resuena en las grietas de esta pared.

Soy Joaquin Navarrete Gonzalez y morí fusilado en el panteón de Mezquitán durante la guerra cristera.

La faltriquera

por HTE

Yo crucé el mar con las cartas escondidas en la falda,

huyendo del hambre y de los ojos que nos miraban siempre como intrusas.

España nos escupió de sus calles, y en la travesía juré que mi baraja sería mi pasaporte,

que el humo de mi tabaco y el filo de mi risa me abrirían camino donde fuera.

Un atardecer rosado de otoño me recibió como un sueño febril.

Aquí el sol no calienta: devora.

Las bugambilias se enredan como serpientes coloradas,

y el aire mismo parece un conjuro que me hizo sentir viva de nuevo.

Los hombres llegaban a mi mesa con sus trajes finos,

pero yo sabía desnudarles el alma antes de que tocaran la copa de mezcal.

Las damas, con sombreros de plumas, venían a preguntar por amores imposibles,

y yo les servía espejismos envueltos en seda.

¿Mentía? Quizá.

Pero toda mentira bien dicha es un camino al consuelo.

El oro que caía en mi faltriquera era testimonio de que la ilusión también se paga.

Yo les leía la palma y en el fondo lo que leía era la nostalgia de su propia carne,

su miedo al tiempo, su deseo de volver a ser deseados.

Qué ironía tan dulce:

yo, gitana proscrita en mi tierra, vine a encontrar “fortuna” en tierras ajenas,

viviendo en un llano que parecía inventado por un dios ebrio de colores y excesos.

Entre cartas y sortilegios me hice de una vida mejor,

porque a veces no se trata de adivinar el futuro,

sino de inventarlo con la facha, la palabra y la mirada.

Soy esa gitana que cruzó mares para sembrar espejismos en la carne de esta ciudad.

Soy la que lee lo que callas,

y descanso en Mezquitán como quien baraja su última mano.

El jardinero y sus rosas

by HTE

Nunca quise ser jardinero.

Quise ser poeta.

Pero la poesía no daba de comer ni de dormir; así que terminé sembrando palabras en la tierra.

Y fue allí, entre las espinas y el polvo rojo de mi adorada tierra mojada, donde descubrí que las rosas sabían más de metáforas que los libros.

Cada mañana, el sol me lamía los párpados antes que el gallo, y el aire olía a misa temprana y claro… a zacate recién cortado.

Mis manos se curtieron hasta parecer raíces, y en ellas aprendí a leer la gramática del rocío.

Las rosas me hablaban en silencio, algunas eran tímidas, otras altivas, unas mas bipolares y había una que cada amanecer se abría con un sonido tan raro que creí que era un poema intentando nacer.

A veces me dolía el alma —esa sed de versos nunca publicados—,

pero bastaba ver cómo una espina abría un trazo de sangre en mi piel para recordarme que todo poeta debe pagar su tributo a la belleza.

Las mujeres que cruzaban el atrio del templo de Santa Mónica olían a algo mas que devoción;

a menudo les regalaba una rosa, y ellas creían que era por hacerme el guapo,

sin saber que en realidad era mi manera de entregarles un poema sin papel ni firma.

Fui jardinero porque la vida no me dejó ser poeta,

pero sembrando, comprendí que había escrito cientos de versos, entrelazados, entre los pétalos y espinas que cuidé.

Las rosas me sobrevivieron…

Y eso, en esta ciudad, es la forma más pura de eternidad.

Hoy duermo en Mezquitán,

entre los huesos que florecen, bajo el polvo perfumado de lo que una vez fue un jardín.

No tengo lápida de mármol ni estrofa grabada,

pero sé que descanso viendo tres hermosas palmeras en la seccion francesa del panteon… porque? Porque gracias a la bendita burocracia se equivocaron de la ubicación de mi tumba,

mi nombre se mezcla, anónimo y digno, entre los que hacen de Mezquitan Eterno